El reinado de Alfonso XII
El 1 de diciembre de 1874, Alfonso acababa de hacer público el Manifiesto de Sandhurst, presentándose a los españoles como un príncipe católico, español, constitucionalista, liberal, y deseoso de servir a la nación. Más tarde, el 29 de diciembre de 1874, se produjo la Restauración borbónica en España al pronunciarse el general Arsenio Martínez-Campos Antón en la localidad valenciana de Sagunto a favor del acceso al trono del príncipe Alfonso. En aquel momento, el jefe del Estado era el general Serrano y el jefe del Gobierno era Sagasta. En enero de 1875 llegó a España y fue proclamado rey ante las Cortes Españolas. Alfonso XII nombra al conde de Morphy su secretario particular. Desde este cargo, se convirtió en un gran protector de los artistas de sus tiempo, intercediendo en la concesión de pensiones por parte de la Casa Real y tuvo una fuerte presencia en las instituciones culturales del Madrid de la Restauración.
«El Pacificador»
El inicio de su reinado consistió principalmente en consolidar la monarquía y la estabilidad institucional, reparando los daños que las luchas internas de los años anteriores. Haciendo honor a su condición de rey soldado, se dirigió al frente del norte. Aquel golpe de efecto sirvió para constatar que uno de sus objetivos era poner fin a la rebelión carlista y conseguir la pacificación militar. Tras una serie de victorias por parte de sus tropas, en febrero de 1876 celebraba en San Sebastián el triunfo de las fuerzas liberales en la contienda. Mientras tanto el pretendiente carlista abandonaba el territorio español, después de pasar revista a diez mi fieles seguidores. La larga y cruenta guerra civil, determinante en las últimas cuatro décadas, había terminado.
Dos años más tarde, el general Martínez-Campos, protagonista del pronunciamiento y con un papel relevante en el último episodio del conflicto carlista, firmaba en Cuba la Paz de Zanjón. Este tratado ponía fin a la denominada Guerra Grande, iniciada en 1868, y que concluía en tablas para ambos bandos. En virtud de esta paz, se concedían a la isla las mismas prerrogativas de que ya gozaba Puerto Rico, se otorgaba a los alzados en armas un indulto general, se daba por emancipados a los esclavos que habían combatido en el bando rebelde y se prometían reformas en la administración.
Un rey popular
Fue un monarca popular, gracias a su breve matrimonio con su prima María de las Mercedes, mujer a la que amaba fervientemente y a cuyo fallecimiento le debemos la conocida canción "¿Dónde vas Alfonso XII?"(haga click aquí para escucharla) y a gestos como su temprana visita al ejército del Norte, o a su presencia, no siempre aprobada por el gobierno, en lugares abatidos por alguna tragedia (inundaciones, epidemias de cólera…). Popularidad que, de forma más programada, se quiso lograr con la realización de viajes a distintos lugares del reino. Era un modo complementario de legitimar la monarquía. "Al rey se le quiere más cuando a más de serlo se le ve", le advierte Durán y Bas a Cánovas en 1877, en solicitud de una visita regia a las provincias catalanas que no sea de "paso". El calendario de los viajes interiores del rey fue, pese a su mala salud, muy intenso. De hecho acabó visitando personalmente gran parte de las regiones españolas, así como sus principales instituciones.
Aquí se le deja un vídeo para saber más sobre la historia de los romances de Alfonso XII:
La Constitución de 1876
Tras meses de intensos debates, en 1876 se aprobó una nueva constitución acorde a las exigencias del momento histórico. Se trataba, en cierto modo, de un texto ecléctico, síntesis de las anteriores constituciones moderada y democrática de 1845 y 1869, respectivamente. Al igual que estas, descansaba en un modelo unitario y centralista del estado -que sería llevado todavía más lejos con la abolición posterior de los fueros vascos(si bien luego Cánovas los dejaría reemplazados con la institución de un concierto económico para la región)- y en la división de poderes, elemento esencial de una monarquía constitucional, así como un cierto rango de derechos y libertades. Aquel código, a decir verdad, no era más que un "cheque en blanco", susceptible de ser rellenado por los partidos que sucesivamente ocupasen el poder. Seguramente, esta característica hizo de la constitución de 1876 la más duradera de la historia española.
La aspiración de Antonio Cánovas, precursor intelectual del régimen de 1876, era instaurar un sistema similar al inglés, con dos partidos de programa muy parecido, que se sucedieran ordenadamente en el poder en el conocido como "turno pacífico" y garantizaran la paz social y el progreso económico. Los dos principales partidos políticos durante la Restauración fueron el Partido Conservador, de ideología liberal-conservadora y liderado por el propio Cánovas, y el Partido Liberal, de ideología liberal-fusionista y liderado por Práxedes Mateo Sagasta.
También el movimiento obrero empezó a tomar fuerza durante esta época. Las movilizaciones protagonizadas por anarquistas, socialistas y comunistas, si bien clandestinas durante los primeros años de la Restauración, salieron a la luz tras la ley de Asociaciones del gobierno de Sagasta en 1881.
Aquí le dejo mi PDF


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